CICLO DE VIDA DEL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO
El
ciclo de vida del HPV está ligado al programa de diferenciación de la
célula huésped infectada, el queratinocito, pero la expresión de altos
niveles de proteínas virales y el ensamblaje viral ocurren
exclusivamente en las capas superiores, es decir, en el estrato espinoso
y en el epitelio granuloso del epitelio escamoso (33). Las células en
la capa basal consisten en células troncales y células en tránsito que
se están dividiendo continuamente y proveen un reservorio de células
para las regiones supraba-sales (34). La infección de estas células por
el HPV conduce a la activación de la expresión en cascada de los genes
virales que provoca la producción de aproximadamente 20 a 100 copias
extracromosó-micas del ADN viral por célula. Este promedio de número de
copias es establemente mantenido en las células basales indiferenciadas a
través del curso de la infección (4,34). La integración viral es más
común que ocurra en las células que contienen este número de episomas.
En los episomas, la expresión de genes virales es mínima y en
particular, la expresión de los oncogenes E6 y E7 está bajo un control
muy estricto, y sus proteínas son discretamente detectables. Cuando el
queratinocito infectado entra al compartimento de diferenciación, sale
del ciclo celular, hay una regulación positiva de la expresión de los
genes virales, ocurre la replicación del ADN viral y entonces el número
de copias virales aumenta al menos a 1000 copias/célula, y se observa
abundante expresión de los genes tempranos E6 y E7 y de los genes
tardíos (Figura 1)
(35). Las infecciones genitales por el HPV son transmitidas
principalmente por contacto sexual, se considera que a través de
microabrasiones del epitelio que expone a la infección viral a las
células de la capa basal (4,36).
INTEGRACIÓN DEL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO
Los
HPVs pueden encontrarse en el material cervical en forma de episomas,
en formas integradas o en forma mixta que contiene ambas. La integración
usualmente causa deleción o alteración del gen viral regulador E2,
mientras retiene un segmento variable que incluye a los oncogenes E6 y
E7 y la región reguladora corriente arriba. La sobre-expresión de E2 por
los promotores heterólogos en las células huésped con el HR-HPV
integrado, puede reprimir al promotor temprano del virus provocando una
disminución drástica en la expresión de los genes E6 y E7. Así, la
integración del HR- HPV y la deleción o alteración de E2 conduce al
aumento de expresión de los oncogenes virales (37). Las células que
tienen integrado al HR-HPV adquieren una ventaja de crecimiento sobre
las células que albergan episomas del HR-HPV (el estado natural del
virus en infecciones productivas) y muestran un aumento de inestabilidad
genómica (38,39).
La
integración viral al genoma de la célula huésped ocurre corriente abajo
de la expresión de los genes tempranos E6 y E7, frecuentemente en la
región E1 o E2; esta interrupción provoca la pérdida del control
negativo de la expresión del oncogén por la expresión de la proteína del
gen regulador viral E2. Los transcritos derivados del virus integrado
son más estables que los derivados del ADN viral episomal, y la
integración del HPV 16 ha sido asociado con una ventaja de crecimiento
selectiva en las células afectadas (38-40).
La
prevalencia en células exfoliadas de cérvix o de tejido cervical de
episomas o formas integradas del HPV o ambas, varía según el grado de
severidad de la enfermedad, del tipo de HPV que se encuentre presente y
del método utilizado para determinar el estado físico del virus
(31,32,41). Se ha propuesto que la identificación de formas integradas
del HPV podría ser un biomarcador muy útil para la enfermedad
progresiva. Sin embargo, hay varios problemas con esta propuesta.
Primero, la identificación del pequeño número de formas integradas sobre
una base de formas episomales es un reto técnico cuando sólo están
disponibles células exfoliadas para el análisis. Segundo, si los genomas
integrados están transcripcionalmente silentes, o si se obtienen poco
tiempo después de la integración, entonces su detección puede tener una
utilidad pronóstica limitada (4). Aunque las formas integradas se
detectan en más del 40% de las mujeres con NIC 3, la transcripción
activa de las formas integradas se han reportado solamente en el 15% de
las pacientes (4,40). La detección de transcritos derivados de virus
integrados nos proporcionaría información pronóstica más útil. Sin
embargo, se ha demostrado que en los queratinocitos cervicales a los
cuales se integrará el virus, solamente puede haber transcritos después
de que ocurra una disminución del número de episomas que expresen E2
(34). Esta pérdida del gen E2 en los episomas se asocia con la
activación endógena de los genes antivirales aumentando la expresión de
los oncogenes virales en las células que poseen las formas integradas
(34,42).
Una
vez que el virus logra penetrar a la célula huésped inicia la expresión
de sus genes. Los productos de los genes pueden ser divididos en
tempranos (E) y tardíos (L), dependiendo del momento en que se expresan
durante el ciclo de vida viral. Las moléculas críticas en la replicación
viral son E6 y E7, las cuales inactivan funcionalmente los productos de
dos genes supresores de tumores muy importantes, el gen p53 y Rb,
respectivamente. Ambos oncogenes inducen la proliferación,
inmortalización y transformación maligna de las células infectadas.
Referencia
Molina, F. Sosa,F. Avila, J. Lloret, M. Roman, M. & Vega, G. (2012). Cancer Cervicoutterino y virus del papiloma humano. Revista chilena de obstetricia y ginecologica, 77(4), 315-312, Recuperado de: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75262012000400014&lang=pt
Referencia
Molina, F. Sosa,F. Avila, J. Lloret, M. Roman, M. & Vega, G. (2012). Cancer Cervicoutterino y virus del papiloma humano. Revista chilena de obstetricia y ginecologica, 77(4), 315-312, Recuperado de: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75262012000400014&lang=pt
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